A dos semanas de la denuncia por abuso sexual en las instalaciones de la empresa litífera Zijin-Liex, en Fiambalá, no hay avances en la investigación. El denunciado es un trabajador chino, que tiene una jefatura de nivel medio, y la denunciante es una empleada de limpieza. Desde la Fiscalía de la Quinta Circunscripción Judicial, se impartió una serie de directivas pero el denunciado se encuentra fuera del país. En un primer momento, la investigación estuvo a cargo del fiscal subrogante Germán Quinteros. Sin embargo, con el inicio de la feria judicial, la Fiscalía de Tinogasta quedó a cargo del fiscal de feria Elvio Morales. La causa se maneja con hermetismo. Gustavo Molina, secretario general de la seccional Catamarca de la Asociación Obrera Minera Argentina (AOMA), comentó que la investigación está en curso. “Desde el momento en que la compañera se acercó a uno de los delegados, lo primero que se pidió fue que realizara la denuncia. El gremio colabora con la Justicia. Acompañamos. Esperamos que se aclare la situación y que no vuelva a suceder”, indicó. Desde el gremio, se solicitó, como primera medida, separar al trabajador chino denunciado. Según se detalló, el abuso habría sucedido días previos a que el trabajador volviera a su país, de acuerdo con el régimen de vacaciones de la empresa. La agresión habría sucedido el 30 de junio. La mujer informó en la empresa, “pero los supervisores inmediatos no hicieron nada”, remarcó el sindicalista. La denuncia se radicó el 7 de julio –hace dos semanas-. “La Justicia está actuando, según su criterio. La empresa pone a disposición información y colabora para que la situación se aclare”, señaló. El gremio puso a disposición de la denunciante asesoramiento legal y acompañamiento psicológico. En relación con el protocolo efectuado, como lo había informado la Dirección General de Liex SA, el referente sindical remarcó que “la Ley es clara y hay protocolos internacionales muy claros. Los protocolos se cumplen en el país. Tratamos, como sindicato, de estar cerca de nuestros compañeros”, comentó. No obstante, advirtió que “los jefes de origen extranjero sobrepasan los límites. Están acostumbrados a otras cosas”. En este sentido, destacó que las empresas de origen asiático están acostumbradas a otro régimen de trabajo, con mucho maltrato laboral. “Hubo muchos problemas. Es natural la violencia verbal. Es otro tipo de trabajo, con otras leyes. Hubo problemas al momento de asumir el proyecto. Acá no es China. No es la primera vez que una compañera o compañero se acerca. A veces, por temor a perder el trabajo, se callan los maltratos”, aclaró. Fuente: El Ancasti