En Casa Rosada se preparan para un jueves "de pura batalla cultural" contra la CGT, en el marco del paro general que impulsan los gremios que componen la central obrera. Desde los despachos oficiales los libertarios se sienten firmes para medir fuerzas con los sindicalistas y hasta plantean salir a confrontarlos y desafiarlos de a cara una posible continuidad del conflicto. “Que paren todo lo que quieran, nos conviene confrontar con la casta que busca cuidar sus privilegios”, aseguran funcionarios de renombre, quienes reflexionan que, con la huelga, “le hacen un favor a Milei porque la gente está de su lado y no quieren a ningún sindicalista más”. “Ellos creen que con estas medidas debilitan al Gobierno y ocurre todo lo contrario, nos conviene que paren”, aducen algunas fuentes consultadas. Para la mesa chica de Javier Milei, es un paro “extorsivo” y “electoral”. “Paran los amigos de Santoro”, acusan armadores políticos del presidente, aludiendo a que en la marcha de ayer frente al Congreso se encontraban distintos referentes sindicales y peronistas de la Capital Federal que, supuestamente, mantienen sintonía fina con el candidato a legislador porteño por el kirchnerismo. Pese a la crispación, hay un ala más dialoguista dentro de Balcarce 50, que niega que esté cortado el vínculo y hasta no descartan volver a hablar en algún futuro no tan lejano; “Nosotros tenemos buena relación con los gremios, pero no nos van a extorsionar con un paro”, señaló la fuente y agregó: “Si es cierto que podemos reunirnos en un tiempo, pero tenemos que dejar pasar los días y ver si quieren retomar la tregua”. Mientras tanto, prevalece el tono amenazante del Gobierno, de la mano del jefe de gabinete, Guillermo Francos, quien advirtió la posibilidad de retomar la reforma laboral  y desarchivar los mismos proyectos que el mismo gobierno “durmió”, en épocas de buena relación con “Los gordos”. "La CGT sale a hacer un paro porque sabe que se vienen reformas en este tema (laboral), y cuando en el Congreso tengamos el número suficiente, vamos a volver a plantear aquellas reformas que planteamos en el DNU 70 y que con una medida cautelar se paralizaron", indicó el funcionario, en diálogo con Radio Rivadavia. Para el jefe de ministros, “la sociedad juzgará si los dirigentes sindicales tienen representatividad o no”. “El tema de los contratos laborales sí le preocupa a la dirigencia gremial y tendremos que conversar con ellos. El mundo nos mira como un lugar para invertir, pero la ley de contrato de trabajo es una traba que tiene el país. A los empresarios les preocupa esto", indicó. "¿Cuál es el temor que tiene la política? El temor es que el presidente Milei obtenga muchas bancas en las elecciones de octubre, que la gente lo apoye porque esté viendo todos estos avances que venimos haciendo en la macroeconomía, que obtengamos representaciones importantes y ya no seamos ese bloquecito chiquito en Diputados y en Senado sino que tengamos una representación que nos permita avanzar en otras reformas que la Argentina necesita”, agregó Francos. El ministro habla del proyecto de Democracia Sindical, que consta en la eliminación de las reelecciones indefinidas para los secretarios generales, la supresión de la obligatoriedad de la cuota solidaria y la puesta en vigencia de la ficha limpia para los sindicalistas. A su vez, en el Gobierno afirman que pueden ir detrás otra caja de los gremios, como el decreto 149 que elimina la obligación de las empresas a realizar aportes económicos compulsivos a las cámaras patronales a través de los convenios colectivos de trabajo. Ese hipotético escenario recién podría darse después de las elecciones de octubre y ante un supuesto triunfo contundente de La Libertad Avanza, lo cual podría permitirle a la gestión libertaria “ir por todo”, sin depender de aliados.