A diez años de la muerte de Gustavo Cerati
El genial músico murió el 4 de septiembre de 2014, tras haber estado internado cuatro años por un ACV.
“Separarse de la especie por algo superior. No es soberbia, es amor”, cantó Gustavo Cerati en “Adiós”. Cuando compuso la canción incluida en el disco Ahí vamos (2006), junto a su hijo Benito, nunca imaginó que el pasaje terminaría convirtiéndose en una especie de epitafio suyo. Uno de los tantos, porque, como si se tratara de criptogramas, algunos de sus últimos temas tenían sabor a despedida, mientras que otros lidiaban con la trascendencia o la inmortalidad. Sin embargo, en el nicho del músico en el cementerio de la Chacarita sólo reposa una lámina con su nombre y el símbolo de infinito patentado en 1655 por el matemático y filólogo inglés John Wallis. El lugar se transformó en un sitio de peregrinación al que acuden diariamente un centenar de fans, aunque los fines de semana se quintuplica.
Los 10 años de la trascendencia de Gustavo Cerati coincidieron además con los 40 años de la aparición del primer álbum de Soda Stereo, titulado igual que el trío. El 27 de agosto de 1984, no sólo el rock argentino sino también el de habla hispana cambió para siempre tras la salida de ese debut. Las 11 canciones que constituyeron al repertorio emanaban una frescura novedosa, diferente a todo lo proponía la música que se hacía en la Argentina en aquella época. Era una suerte de banda de sonido de la “primavera alfonsinista”, que, a punta de new wave, ska, raggae, post punk, y de letras que partían de una hipotética superficialidad e inocencia, supo sintetizar el cambio de era. No hay nada más The Clash, por más que el trío se parecía a The Police, que escuchar al frontman cantando “¡El régimen se acabó!”, en “Dietético”.