Una alarma detectada en la sede policial local, que alertó a los policías sobre un hombre que se aproximaba al domicilio de su ex pareja; puso en marcha un operativo mediante el que se evitó que una mujer terminara siendo nuevamente víctima de violencia de género.

Los uniformados llegaron al lugar y al verlos, el violento -quien ya cuenta con imputaciones y restricciones judiciales por este tipo de hechos- decidió retirarse del lugar, aunque fue aprehendido más tarde.

Cerca de las 2.30, los efectivos policiales de la comisaría local recibieron la alerta por el dispositivo que oportunamente se le colocó al sujeto, un hombre de apellido Casas, quien ya había incumplido con medidas restrictivas anteriormente.

De acuerdo a lo informado, el GPS con el que se monitorea la pulsera indicó a los efectivos que el sospechoso se encontraba en inmediaciones de la casa de su víctima, más precisamente a 40 metros.

Al llegar los policías al lugar, se entrevistaron con la mujer, quien les relató que su ex pareja se había comunicado telefónicamente de manera insistente durante todo el día y, aunque ella en todo momento le pidió que no vaya a su casa, este argumentaba que necesitaba hablar con ella en relación con un medicamento que necesita su hija en común. La mujer asumió que esto era una excusa y sentía temor de volver a ser sometida a una situación de violencia.

Casas habría observado la presencia del patrullero cuando se iba a cercando, por lo que decidió marcharse.

De todas maneras, ante el incumplimiento de la medida, los efectivos policiales dieron con el paradero del sospechoso, quien tras haberse frustrado la “visita” a la casa de su ex, se dirigió a un comercio ubicado frente a la plaza principal, donde se sentó a consumir bebidas alcohólicas. En estas circunstancias se encontraba cuando llegó la policía y lo arrestó.