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Hipertensión: un enemigo silencioso que afecta cada vez más a adolescentes y jóvenes

Es una afección que no tiene síntomas. La clave es el autoconocimiento y el autocuidado: saber sobre niveles de presión arterial normal, es conocer cuándo está elevada y poder llegar a la consulta a tiempo.

Salud 17 de mayo de 2023
Hipertension

La incidencia de la hipertensión en los jóvenes es un fenómeno preocupante que ha ido en aumento en los últimos años. Anteriormente, la hipertensión solía considerarse una enfermedad de la edad adulta, pero ahora se observa con mayor frecuencia en adolescentes y jóvenes de hasta 25 años.

En efecto, la hipertensión ya no es solo cosa de adultos: según se estima, entre 30 y un 35 por ciento de los casos que se producen en el país son difíciles de diagnosticar y en ese porcentaje se incluyen principalmente los pacientes jóvenes.

"La hipertensión en el adolescente tiene principalmente una relación con el sobrepeso y la obesidad. La ingesta de alimentos ultraprocesados, la ingesta inadecuada de la cantidad de sal que se debe comer por día se ve relacionada con la hipertensión", asegura la doctora Analia Aquieri, del Laboratorio de Hipertensión Arterial del Hospital de Clínicas de la UBA.

Esta tendencia se atribuye en gran medida a los cambios en los estilos de vida, como la adopción de una dieta poco saludable, el sedentarismo y el aumento del estrés. La hipertensión en los jóvenes puede tener graves consecuencias para la salud a largo plazo, ya que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos.

"La presencia de obesidad o sobrepeso es un factor de riesgo para tener hipertensión arterial y es lo que estamos viendo en los pacientes adolescentes y en los pacientes menores. No es tanto la hipertensión relacionada a una patología de base, es decir, a una hipertensión secundaria, sino que estamos viendo aumento de la presencia de valores elevados de presión arterial dada por el aumento del peso en rangos de sobrepeso o de obesidad", confirma Aquieri.

“La presión elevada es más frecuente de lo que se cree y si no hacemos controles periódicos de nuestros valores de presión arterial, es muy difícil detectarla. Su presencia aumenta la posibilidad de presentar enfermedad coronaria, infarto agudo de miocardio, complicaciones renales o ACV de forma significativa”, agrega.

La presión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de los vasos sanguíneos. Se mide en milímetros de mercurio (mm Hg) y se expresa con 2 números, como por ejemplo 110/70 mm Hg.  La presión arterial, para la mayoría de las personas, debe estar por debajo de 140/90 mmHg.

"Hay ciertas situaciones que nos obligan a tener valores de presión arterial más bajos, como por ejemplo si tenemos enfermedades del corazón, del riñón, diabetes. Lo peligroso de esta situación es que la presión arterial alta o hipertensión suele no dar síntomas”, puntualiza Aquieri.

Recomendaciones para evitar la hipertensión

Según explican los especialistas, el aumento en la ingesta de alimentos con alto nivel de sodio, la inactividad física, el estrés, el tabaquismo y el sedentarismo en general son las causas más frecuentes de la hipertensión arterial. Se calcula que uno de cada cuatro adultos tiene presión elevada.

En diferentes edades a lo largo de la vida existen situaciones que aumentan el riesgo de padecer hipertensión. En la niñez y adolescencia el sobrepeso es la principal causa. En la adultez, la obesidad sumada a la inactividad física, mala alimentación, el exceso en el consumo de alcohol, el tabaquismo y la diabetes constituyen grupos de riesgo elevado. Por último, en la tercera edad el envejecimiento y la rigidez arterial pueden ser causantes de hipertensión, aún en pacientes que han tenido presiones normales previamente.

“En 9 de cada 10 casos no hay un único agente causal sino que pueden estar involucrados mecanismos renales, endocrinos y vasculares entre otros, todo ello sobre la predisposición genética de la persona. Esto se conoce como hipertensión primaria y se diferencia de la hipertensión secundaria porque esta última es consecuencia de una afección determinada, por ejemplo desórdenes endocrinos, insuficiencia renal, apenas del sueño o incluso el consumo de ciertos fármacos o drogas”, advierte Aquieri.

Para evitar que las personas con factores de riesgo y antecedentes familiares sean futuros hipertensos se debe incorporar la actividad física aeróbica regular, evitar el sobrepeso y la obesidad, especialmente de abdomen y tronco, mantener una alimentación saludable, rica en vegetales, frutas, granos integrales, pobre en harinas, grasas saturadas y sodio, el tabaco (pasivo y activo), reducir la ingesta de alcohol y no consumir drogas.

“Estamos ante un enemigo silencioso, responsable de muchas muertes por año y productor de marcada discapacidad en la población general. Debemos realizar nuestro mayor esfuerzo para diagnosticar, tratar y controlar muy de cerca a nuestros pacientes. Sólo de esta manera, vamos a mejorar el impacto negativo que tiene sobre la salud. A pesar de la alta prevalencia de la hipertensión un tercio de los hipertensos no saben que lo son y la mitad de los que se encuentran en tratamiento no están adecuadamente controlados”, concluye Aquieri. 

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